A finales de la Edad Media diversas parcialidades dividieron a nobles e hidalgos. Unos, partidarios de los Infantes de Aragón contra Juan II; otros, favorecedores de la causa de Enrique IV y de la Beltraneja contra los Reyes Católicos. Así pues, se creó un ambiente que desembocó en una guerra de familias nobiliarias acuarteladas en las parroquias de Santo Tomé y San Benito. Los enfrentamientos terminaron en 1465 con el asesinato de los hermanos Monroy a mano de los Manzano por un incidente en el juego de la pelota.
En el velatorio su madre, Doña María de Monroy, convoca a sus deudos y vasallos y les propone alejarse de la ciudad evitando el peligro que a ella la amenazaba. Al salir, de noche, de la ciudad les desvela que no van hacia la finca de Villalba de los Llanos sino que toma venganza y perseguirán a los asesinos. Los encuentran en una posada portuguesa, en Viseu. Les dio muerte y trajo sus cabezas para arrojarlas sobre las losas de la iglesia de Santo Tomé (plaza de Los Bandos) en que estaban enterrados sus hijos.
La ciudad se dividió en dos bandos, María fue María la Brava y hasta 1476, tras las predicaciones insistentes de San Juan de Sahagún, no se llegó a un acuerdo para llegar a la tregua. La paz se firmó en la Casa de la Concordia, hoy es residencia de estudiantes, situada al final de la calle San Pablo, en las dovelas del arco:
"Ira odium generat, concordia nutrit amorem"
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